Columna de Opinión
Por Ezequiel Filipuzzi
El caso de Casey Wander, este joven de 11 años que opinó sobre sus ideales políticos, trajo controversias en los medios de comunicación y la gente. La “grieta” avanzó y demostró otra rajadura.
Por Ezequiel Filipuzzi
El caso de Casey Wander, este joven de 11 años que opinó sobre sus ideales políticos, trajo controversias en los medios de comunicación y la gente. La “grieta” avanzó y demostró otra rajadura.
Durante
los últimos días, un niño de tan sólo 11 años fue tapa noticiosa de todos los
medios debido a sus declaraciones en apoyo al modelo kirchnerista, y del
planteo de sus ideales políticos, al punto de llegar a decir “Quiero ser
presidente en el 2050”.
La
pregunta que todos nos hacemos es: ¿Puede un nene de 11 años opinar de política?
¿Puede un joven, tan pequeño, tener claro, por sí solo, los ideales políticos
que quiere para su futuro? Y ahí es donde deberíamos buscar las respuestas.
Primero,
recordemos que este joven, llamado Casey Wander, es un niño de 11 años, cuya
madre es Argentina pero su padre es inglés, y por eso su apellido ha traído
controversias también. En el último homenaje realizado a Néstor Kirchner, a cuatro años de su muerte, el pequeño se
acercó al periodista para plantear sus ideales. Obviamente, todos quedamos
anonadados al escuchar las declaraciones que hizo ya que tiene un pensamiento
avanzado para su edad, y en eso estamos todos de acuerdo. Y ahí fue donde
empezaron los avances mediáticos y las repercusiones por los dichos, sin tener
en cuenta que, sin importar la edad, podemos pensar y tener nuestras propias
ideas; o acaso, en nuestras casas donde están los niños, no nos impresionamos
cuando vienen ellos a preguntar algo y nos quedamos sin entender de dónde sacó
lo que dijo. Bueno, lo mismo puede haber pasado con Casey.
Es
innegable que uno puede dudar del lenguaje que el joven utiliza, como si fuera
un guión de cine o televisión, o la simple repetición de lo que escuchamos en
casa todos los días, estudiado para el caso y mandado por sus padres para
después decir “ese es mi hijo”. Pero también debemos conocer que existen
jóvenes que, a esa misma edad, fueron dotados con capacidades diferentes, o más
avanzadas, y nunca se los criticó, aunque la diferencia entre ellos está que hacían
arte; y Casey, política.
Sólo
vale recordar a Mozart, que a los 5 años ya componía obras musicales; a
Picasso, que a los 15 años ya exhibía en Barcelona su primera gran obra; o a
Gregory Smith, quien a los 14 meses ya resolvía problemas de matemáticas.
Claro, pero ellos eran niños prodigios, y Casey sólo es un joven influenciado
por su familia, porque no importa que él haya dicho que le interesaba la
política.
Y
así, todos los medios viralizaron el video donde se lo ve al niño, y algunos lo
destrozaron, ¿con qué objetivo? No se sabe, seguramente dar su postura sin
importar la de los demás. Uno de los más críticos fue Jorge Lanata quien le dijo "Casey Goebbels" en forma irónica, volviendo a preguntarles ¿Con qué necesidad? ¿Por qué no plantear las diferencias marcando los errores y aciertos? o tan sólo, aceptando que el otro opina distinto. Estamos en un punto social en el que prejuzgamos a un niño de 11 años donde, por su edad, no puede tener ideologías políticas y expresarlas libremente, aunque si lo hace es meramente una expresión de las ideas o actividades de sus padres, estigmatizando a todos los niños, niñas o adolescentes como personas incapaces de pensar y opinar por sí mismos.
La “grieta” nos superó, nos pasó por encima como una bola de nieve que cae desde lo más alto de la montaña y se va formando a medida que cae rodando, arrasando con todo lo que hay en su paso. Esa bola es la grieta, que se va formando a medida que pasa el tiempo y se lleva consigo todo lo que hay en su camino; y esos somos nosotros. No podemos discutir que así fue, porque estamos discutiendo si un niño de 11 años habla por sí sólo o por sus padres. Vivimos en democracia, exigimos libertad para hablar, y esto lo digo como periodista también, que exigimos que no se persiga a nadie por sus opiniones y cuando un niño da la suya, se sale a su cacería, coartándole toda posibilidad de decir lo que quiere.
No quito ninguna posibilidad del camino, pero antes de opinar por opinar deberíamos tener en cuenta que detrás de nuestras expresiones, en este caso, hay un niño que debe continuar su vida con normalidad, que debe ir todos los días al colegio, que debe realizar deportes o simplemente jugar en la plaza de la esquina; y con qué libertad lo podrá hacer ahora después de todo lo que han dicho de él, ya que seguramente, debe estar recibiendo desde halagos hasta los insultos mas imaginables por todos.
Corrámonos del camino de la bola de nieve, vayamos por otro camino, pensemos muchos más allá de lo que podemos, o mejor dicho de lo que queremos. Aceptemos que al vivir en democracia existen varias opiniones, llevamos 30 años de la misma y no toleramos lo que el otro dice, porque es distinto a lo que yo digo.
Casey puede estar repitiendo, o puede tener la capacidad de pensar por sí sólo siendo un niño prodigio interesado en política. Dejémoslo ser, expresarse y que el día de mañana haga lo que le parece, deberíamos estar orgullosos de que un joven, de tan chico, se empiece a interesar en la política, lugar donde los jóvenes, normalmente, no ingresan. El video quedará como archivo y el tiempo le dará la razón a alguno de los lados, pero dejemos la pregunta sin respuesta ¿Ideología o repetición?
La “grieta” nos superó, nos pasó por encima como una bola de nieve que cae desde lo más alto de la montaña y se va formando a medida que cae rodando, arrasando con todo lo que hay en su paso. Esa bola es la grieta, que se va formando a medida que pasa el tiempo y se lleva consigo todo lo que hay en su camino; y esos somos nosotros. No podemos discutir que así fue, porque estamos discutiendo si un niño de 11 años habla por sí sólo o por sus padres. Vivimos en democracia, exigimos libertad para hablar, y esto lo digo como periodista también, que exigimos que no se persiga a nadie por sus opiniones y cuando un niño da la suya, se sale a su cacería, coartándole toda posibilidad de decir lo que quiere.
No quito ninguna posibilidad del camino, pero antes de opinar por opinar deberíamos tener en cuenta que detrás de nuestras expresiones, en este caso, hay un niño que debe continuar su vida con normalidad, que debe ir todos los días al colegio, que debe realizar deportes o simplemente jugar en la plaza de la esquina; y con qué libertad lo podrá hacer ahora después de todo lo que han dicho de él, ya que seguramente, debe estar recibiendo desde halagos hasta los insultos mas imaginables por todos.
Corrámonos del camino de la bola de nieve, vayamos por otro camino, pensemos muchos más allá de lo que podemos, o mejor dicho de lo que queremos. Aceptemos que al vivir en democracia existen varias opiniones, llevamos 30 años de la misma y no toleramos lo que el otro dice, porque es distinto a lo que yo digo.
Casey puede estar repitiendo, o puede tener la capacidad de pensar por sí sólo siendo un niño prodigio interesado en política. Dejémoslo ser, expresarse y que el día de mañana haga lo que le parece, deberíamos estar orgullosos de que un joven, de tan chico, se empiece a interesar en la política, lugar donde los jóvenes, normalmente, no ingresan. El video quedará como archivo y el tiempo le dará la razón a alguno de los lados, pero dejemos la pregunta sin respuesta ¿Ideología o repetición?
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